Lo cierto del asunto es que no me arrepiento de cómo se dieron las cosas. Al fin y al cabo, si nada hubiera pasado, si todo hubiera seguido igual yo no habría crecido, ni habría aprendido.
No le tenía fe al viaje, y resultó ser la mejor experiencia, para que el día en el que volviera pudiera ver las cosas diferentes. Y así fue, volví y vi la realidad, con otros ojos llegué a mi casa, y pise mi barrio, vi a mis amigas y charlé con ellas. Con otros ojos aprendí a vivir, y me siento bien con eso.
Si me hubiera quedado no sé qué habría sido de mí. Amargada por todo, triste, inútil, desesperada por encontrar algo. Es cierto que me escapé un poco de todo, pero QUÉ BUENO!!! Aprendí a valerme por mí misma, a estar bien con la soledad, a disfrutar de los pequeños momentos, a trabajar en equipo y a darme cuenta de cuales son las cosas que realmente importan.
Tenía que irme para darme cuenta realmente de lo mucho que dejaba atrás; y tuve que pasar por varias para darme cuenta de lo valioso que tuve al lado y yo lo desaproveché.
Hoy siento que, bien o mal, soy un poco otra. Hoy sé realmente qué es lo que me hace bien y qué es lo que me hace mal. Quizás todavía no sepa muy bien qué quiera, pero quién lo sabe? Me enfrenté a lo desconocido tantas veces ya... Pero siempre volví al mismo lugar.
Hoy veo un poco más allá.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario